Mantel, 2024
Exposición en Feria FFAST
Impresión sobre papel 75g, polietileno negro, PVC transparente 200µm, metalcon, remaches y bisagras de mueblería. 350x70cm

La pieza surge del interés que suscitaron los pavimentos de pedra portuguesa durante una temporada residiendo en Brasil. El empedrado está presente en espacios públicos y aceras en centros urbanos del país, Portugal y otros territorios conquistados por el imperio lusitano. Se empleó profusamente desde el siglo XIX, alcanzando su apogeo el siglo XX debido a su facilidad de montaje y versatilidad plástica. Sus lados no superan los 7 cms y a diferencia del adoquín, la piedra portuguesa es irregular. Generalmente se emplean dos tipos de piedra de alto contraste que se alternan para dar forma a una amplia gama de patrones tanto abstractos como figurativos. La combinación de colores más común es blanco y negro, de caliza y basalto respectivamente.
Quizás el más icónico de todos es el paseo costero o calçadão de Copacabana, remodelación de los años 70’s a cargo de Roberto Burle Marx que inspira el mantel. Para la monumental obra carioca se importaron las piedras, mano de obra y el propio diseño de las ondas, teselación que ya tapizaba la Plaza del Rossio de Lisboa donde las curvas representarían el encuentro de las aguas del río Tejo con el océano Atlántico. En Río de Janeiro el patrón encontró una nueva proporción geométrica, escala y orientación ahora paralela a las olas del mar.
La atención por el suelo o chão en Brasil también se expresa en São Paulo, ciudad que tiene su propio diseño de acera creado en 1966 por la arquitecta y artista Mirthes dos Santos tras atribuirse un concurso público. Desde entonces la gráfica zigzagueante aparece en logos y objetos de instituciones y marcas como camisas de Corinthians, el símbolo “no fumar” o los autos de la policía militar de la metrópoli.
De la observación de los pisos y fotografiarlos sistemáticamente surge la analogía con otro elemento constituyente de la identidad nacional brasilera: el plato tradicional en base a arroz y porotos o en lengua local arroz e feijão. El plato se compone, al igual que la calzada portuguesa, únicamente de pequeños granos de alto contraste, variando el color y tipo según la región y costumbre. Solo, como acompañamiento o combinado con cortes de cerdo en su versión más folclórica - la feijoada -, la dupla está presente todos o casi todos los días en la mesa brasilera. Su importancia en la dieta básica es tal que existen políticas de gobierno para proteger su valor ante las oscilaciones del mercado, medida que se materializa en graneros o estoques públicos de alimento con reservas que garantizan precios accesibles tanto de arroz y porotos como de otros ingredientes clave para la población como el trigo y el café.
Del cruce entre el piso y el plato de comida surge la idea de diseñar un mantel, objeto que además de tensionar ambos conceptos sirva para llevar a cabo una reunión en torno a una cena. No está de más decir que la relación entre comida y suelo se manifiesta cruda y cotidianamente en otras capas que exceden la semejanza visual que dio origen al proyecto. Es sabido que la población que vive en la calle es un problema urbano grave en las capitales del país, situación que deriva en que efectivamente se coma de y en la calle.
La pieza mide 0,7 x 3,5m equivalentes a 5 mesas de boteco, locales de comida y bebida tradicionales de Brasil. Marcan la modulación perfiles de metalcon unidos mediante remaches y bisagras que permiten alargar o acortar la mesa dependiendo de la cantidad de comensales. Los perfiles rígidos remiten a cubrejuntas de piso y dan junto con sucesivas capas de plástico por arriba y debajo de la impresión, cierta resistencia y estructura al mantel haciendo posible otras formas de uso.
Texto de obra en FFAST





